Sexo: igualdad, confianza y acuerdo

En el artículo ¿Qué es el sexo? hablé del significado más básico del término: tanto física como mentalmente. Sin embargo, el sexo tampoco es solo eso. Y hoy me gustaría hablar un poco de la mecánica mental de un sexo sano y libre.

Siempre he defendido que el sexo, desde una actitud complaciente, es mucho más gratificante. Porque poca gente agradece tener una pareja sexual egoísta; porque a todos nos gusta el quid pro quo, el dar y recibir.

El orgasmo es más placentero cuando es una respuesta a tu esfuerzo. Un sistema de premios que genera un vínculo y un agradecimiento mútuo. Porque para satisfacerte egoístamente puedes hacerlo solo; pero disfrutar de lo que te brinda otra persona es algo diferente.

La igualdad en el sexo

Todos merecemos ser respetados, sin excepción. Y la igualdad es la clave para que, desde el principio hasta el final, todas las partes queden satisfechas.

Por ejemplo, si miramos el sexo como una transacción comercial, nos encontramos con dos partes (o más) interesadas en recibir algo: un orgasmo, o quizá varios. Así, ambas partes deberán llegar a un acuerdo: “yo te doy esto tú me das lo otro”. Y así se llegará a la satisfacción mutua.

¿Y si no quieres o no te apetece? ¿Deberías sentirte obligado/a a satisfacer a la otra persona? Bien. Eso depende de ti, de la relación que tengas con esa persona y/o de tu ética personal.

Personalmente, si digo que no es no. Aunque me hayan invitado a cenar (porque si me ha invitado alguien es porque ha querido); yo no estoy obligada dar un servicio sexual a cambio si no quiero. Porque yo no vendo mi cuerpo. Esto, por supuesto, lo aplico a cualquiera; y por eso también defiendo que cada uno se pague lo suyo y así todos contentos.

Por otra parte, si tengo una pareja estable y mi pareja tiene ganas, le complazco porque soy así y me apetece. Por ejemplo, yo estoy con la menstruación, o tengo mal de cuerpo o simplemente no me apetece; pero no tengo ningún problema en satisfacer a mi pareja porque me apetece y porque me gusta satisfacer. Por supuesto, mi pareja piensa igual porque, por decirlo de alguna forma, el amor es también eso. Es dar y recibir, no tomar.

La confianza en el sexo

Míralo desde otro punto de vista: la confianza. En una pareja la confianza es fundamental. Debes conocer a tu pareja y que ella te conozca a ti. Para cualquier cosa.

Sexo sin protección, prácticas mistas o específicas… Y no solo eso, para comprar algo a medias y esperar que cada uno pague su parte hace falta confianza.

Por eso mismo, no deberías confiar en cualquiera. Es decir, si tienes relaciones esporádicas, sales a ligar o tienes citas sexuales, no te recomiendo confiar en esa persona. Porque cualquiera puede mentir por egoísmo, por sacarte o que quiere y después, si hay consecuencias, ya no es cosa suya.

Protegerte es fundamental (embarazos, ifecciones, ETS…) para no arrepentirte después. Y si alguien no quiere seguir tus normas no debes sentirte obligado/a a seguir adelante con ese “acuerdo”.

Y tampoco deber tener miedo a quedarte solo/a o no “irte con nadie” esa noche en concreto porque, recuerda, Nadie se ama como uno/a mismo/a.

Acuerdo mutuo = relación satisfactoria

En conclusión: igualdad y confianza son indispensables para llegar a un acuerdo. Y este acuerdo culminará en una relación satisfactoria, en complacer a ambas partes. No importa lo que te guste o lo que quieras; si la otra persona no está de acuerdo, no llegaréis a ninguna parte.

Por eso mismo defiendo la comunicación, el término medio. Como ejemplo básico, en una pareja tenemos a un asiduo al BDSM mientras que el otro no lo es. ¿Cómo llegar a un acuerdo?

Fácil. Pueden dedicarse a prácticas mixtas donde ambos estén cómodos y ambos satisfagan sus ansias. Por supuesto, con palabras de seguridad y siguiendo una serie de normas; porque la salud no es un juego. Porque nada es incompatible.

Deja un comentario

¿Tienes dudas? ¡Contáctanos!