En esta sexperiencia, Naya ofrece placer oral a Catalina con final explosivo.
Anotaciones principales
- Las sexperiencias son conductas imitables.
- Imitar una sexperiencia no garantiza el placer, porque cada persona es diferente.
- Recuerda que lo principal es divertirse.
- Comunicarte con tu propio ser y tu(s) pareja(s) es esencial para el placer.
- Ten siempre a mano lubricante y protégete.
¿Qué puedes encontrar en esta sexperiencia?
- Vaginal.
- Masturbación.
- Oral.
- Anal.
Del clítoris al periné
Casi sin darse cuenta, Naya se ha llevado a Catalina a su cuarto y la tiene arrinconada contra la puerta, cerrada con llave. Se miran a los ojos vidriosos a la espera de un beso húmedo y profundo que se entregan la una a la otra.
A Naya le gusta ofrecer, dar y disfrutar del espectáculo. Observar es su pasión y su placer más visceral. La desnuda poco a poco mientras observa cada curva, pliegue, peca y gota de sudor. Prenda a prenda, hasta que la tiene de pie sin nada, expuesta.
Con sus pechos al alcance de la lengua y, Naya acoge un pezón en la boca y siente una punzada de placer en el bajo. Acaricia su espalda y ofrece la mano a modo de cuenca para posar el otro pecho y acariciarlo con suavidad.
Catalina quiere quitarle la ropa también pero Naya coge su mano y lame sus dedos de forma húmeda y lasciva. Se estremece y, con ambas manos libres, acaricia sus caderas mientras ella misma mete los dedos en su boca una y otra vez. Un serpenteo suave que le acaricia la lengua por encima, por debajo, el interior de las mejillas y cada uno de sus dientes.
Cada vez que roza sus muelas, no puede evitar morder. Debe retenerse para morder con suavidad, la presión justa para que sus pupilas se dilaten. El masaje de caderas se acerca lentamente a las ingles, húmedas por su excitación.
Siente que a Catalina le tiemblan las piernas así que la acompaña la cama para que se siente. Se hace con una almohada y se la coloca debajo de las rodillas antes de empujar su vientre con las manos para que se tumbe. De los laterales del ombligo, desliza sus manos hacia las ingles y el interior de los muslos para separar sus piernas. Sin poder evitarlo, lame su vulva abierta desde el periné hasta el clítoris.
El gemido de Catalina la recorre por dentro y siente que se moja la ropa interior. Sin pausa, baja la lengua en punta y estimula la uretra y debajo del clítoris. Ella, por el espasmo, cierra las piernas y aprieta los mulsos contra sus orejas. Podría abrirle las piernas de nuevo, pero Naya no se siente incómoda y aprovecha las manos libres para acariciar sus rodillas, muslos superiores y pubis. Enreda los dedos en su vello mientras rodea el prepucio con la lengua y saca el clítoris de dentro.
Naya sube las piernas de Catalina a sus hombros y sustituye su lengua por el pulgar y el índice. Masturba su clítoris y utiliza la otra mano para agarrar su culo. Con la lengua libre, saborea los labios superiores, sus crestas de gallo y roza la entrada de la vagina en su bajada al periné.
Utiliza los dedos que le quedan libres para rascar su pubis mientras sigue masturbando el clítoris de Catalina. Un sonido más que acompaña la sinfonía de su respiración entrecortada y jadeante.
Naya mete la lengua en su vagina mientras saborea todas las paredes de la entrada. En círculos, con lentitud y todo lo ancha que puede ser. Poco a poco, hasta el fondo.
Clava su nariz en el clítoris y lo acaricia con ella. Con la nueva mano libre, unta los dedos en los fluidos de su vagina y comienza a juguetear con la entrada de su ano. No sabe si lo quiere, pero tampoco quiere sacar la lengua de su interior palpitante.
Catalina se levanta un poco y la mira, Naya la observa de vuelta. Ve cómo se muerde el labio y supone que quiere más, pero saca parte de la falange del índice. Entonces Catalina se agarra a las sábanas y se empuja contra su dedo. Se penetra y cae a la cama de nuevo con un gemido.
Naya deja de acariciar su culo y acaricia su vientre mientras añade un segundo dedo a su culo. Saca toda la lengua de su interior y la vuelve a meter. Todo acompasado. Mientras no deja de acariciar su clítoris con la nariz. La mano sobre el vientre ejerce cada vez un poco más de presión.
Siente las palpitaciones de la vagina de Catalina en la lengua mientras los gemidos aumentan. Naya quiere aumentar el ritmo, pero se contiene y sigue como lo está haciendo de forma muy metódica. No deja de observar a Catalina retorcerse de placer hasta que todos sus genitales se abren y siente en la boca su eyaculación seguida de los espasmos post-orgasmo. Le aprietan los dedos y la lengua. Primero con fuerza, aleteando con velocidad en un corto esprín que pierde fuelle con facilidad.