En esta sexperiencia, Naya va practicarle sexo anal a su pareja con la ayuda de un arnés. Esta sexperiencia es una versión modificada de la encontrada en el libro Sentir y dar placer con arneses. Aunque es sexo anal utilizando un arnés, dado que la pareja de Naya en esta ocasión es una persona con pene, a esta práctica se la considera pegging.

Anotaciones principales
- Las sexperiencias son conductas imitables.
- Imitar una sexperiencia no garantiza el placer, porque cada persona es diferente.
- Recuerda que lo principal es divertirse.
- Comunicarte con tu propio ser y tu(s) pareja(s) es esencial para el placer.
- Ten siempre a mano lubricante y protégete.
¿Qué puedes encontrar en esta sexperiencia?
Servicio completo
Naya quiere ponerse el arnés antes de empezar. Pasa una pierna pero es por donde no toca. Se ríe, su pareja también. Enciende la pequeña luz de la mesita de noche, se sienta en la cama para dejar de hacer equilibrios y encara correctamente las correas para colocar los dos pies. Se levanta y ajusta las correas para que no se caigan. Entonces, inserta la parte pequeña del dildo doble en su vagina. Sin embargo, aunque siente la excitación, le cuesta colocarse el dildo por falta de lubricación.
Su pareja aparta el dildo de sus genitales y comienza con caricias en las ingles y besos en el pubis. Acaricia su cuerpo y mete los dedos entre los labios superiores. Siente un chispazo cuando le acaricia el clítoris y baja hasta la entrada de la vagina. Estimulan, juegan, se besan y masajean. Poco a poco, la excitación se acompaña de la correcta dilatación y el dildo se coloca sin problemas. Lo sujeta con los músculos del suelo pélvico, pero se tuerce ligeramente.
Por suerte, ha comprado lubricante y pone un poco en la parte larga del dildo, que se desliza con facilidad a través del aro del arnés. Su pareja colabora en apretarle las correas y el dildo se mantiene erguido frente a su clítoris. La protuberancia roza el punto justo y siente la pinza con el dildo pequeño, que acaricia su zona G.
Como sus labios mayores son bastante abultados, los abre para acomodarlos alrededor de la base del dildo y se asegura de que, si mueve las piernas, el arnés se mantiene en el sitio. Balancea el pene de un lado a otro en un divertido y sexual baile que saca las risas de su pareja. Da unos saltitos y no puede evitar masturbar su nuevo pene con una mezcla de satisfacción y vergüenza.
Cuando toca su pene, Naya no lo siente físicamente, pero verse tocándolo, masturbándolo, mientras su pareja lo observa todo hace que sienta placer. Si masturba y tira un poco del pene, lo siente en el dildo dentro de la vagina; cuando baja la mano hacia la base, la protuberancia se clava en su clítoris con la fuerza justa. Siente que podría continuar y llegar al orgasmo, pero su pareja le coge la mano en una invitación a acariciar su cuerpo.
Pegan sus cuerpos y sienten el dildo, de silicona, frío entre sus genitales. Se besan, se acarician, se estimulan sexualmente mientras el roce de sus cuerpos calienta la fría silicona. Las lenguas recorren los genitales y su pareja masturba su pene y coloca un preservativo de poliisopreno en el pene, de sabor y olor a mora, para comérselo con suavidad.
Naya agradece la iluminación de la habitación y se coloca un cojín tras la nuca para poder observar la felación y centrarse en los ojos, labios, lengua y dientes de su pareja. Siente el erotismo y, aunque no puede notar físicamente las caricias de su lengua sobre el glande y la uretra, se excita.
Quieren probar el sexo anal. Ya lo hicieron una vez con un dildo y, al no tener tacto en el juguete, tuvieron que dejarlo porque su pareja sentía dolor. Aun así, lo quieren volver a probar para estimular su próstata.
Naya comienza a masturbar el pene de su pareja, algo flácido por los nervios. Han colocado un cojín bajo sus riñones para tener más acceso a la zona anal. Cuando la erección se hace presente, le coloca un preservativo y comienza a lamer y chupar. Con paciencia y suavidad. Avisa de que va a empezar a dilatar su ano y su pareja asiente con una voz rasgada y suave.
Así, se pone bastante lubricante en la mano, avisa del frío y lubrica el ano de forma externa antes de rozar la entrada con un dedo. Se ha cortado las uñas esa misma mañana pero aun así se ha puesto un preservativo en los dedos. Juega con su ano mientras procede con la felación.
Cuando la entrada se relaja inserta un dedo y, al dejar de sentir la resistencia alrededor, tantea con otro. Los mueve en círculos, entra y sale, separa las paredes del recto sin dejar de estimular su pene y, con la mano libre, sus pezones. El dildo le palpita con la excitación de su vulva.
Al tercer dedo ya están en el mismo grosor del dildo, pero quiere tener margen. Su pareja le pide la penetración, pero Naya prefiere tener más paciencia. Ante la insistencia, tantea con los dedos y encara la punta dentro del ano. Se asegura de que entra correctamente y empieza a penetrar con lentitud, hasta el fondo. Sus dedos no podían equipararse al largo del arnés así que su pareja se tensa ligeramente. Se queda ahí, dentro y al fondo, mientras continúa con la masturbación y se agacha para un profundo beso. Es importante que la persona no se centre demasiado en el sexo anal al principio, así no siente en exceso ni aparecen los pensamientos intrusivos.
«Muévete» es la orden que necesita para comenzar a salir. Aprovecha para poner más lubricante en el dildo. Tiene ganas de moverse con fuerza, pero se retiene y levanta las piernas de su pareja, abiertas cómodamente para apoyar las rodillas sobre sus hombros. La luz ayuda a visualizar su ano siendo penetrado. Con lentitud, siente un chisporroteo en sus entrañas que le arranca un jadeo. «Me encanta. Eres tan sexy. Adoro tu culo» son algunas de las frases que le salen de dentro.
«Más rápido», pide ahora su pareja, ya preparada. Naya entonces comienza a moverse más a su gusto. Agacha la cadera para asegurarse de que la curvatura del dildo va hacia la zona de la próstata. Primero hace penetraciones profundas: sale despacio, entra fuerte. Después, se mueve rápido sin salir demasiado. A ratos, agarra las caderas de su pareja para mover su cuerpo.
Cambian de posición, Naya descansa a intervalos. Siente la pesadez en las piernas y cómo el ano de su pareja estira del dildo. Lo siente en el clítoris, en la zona G. Si lo necesitan, saca el dildo y pone más lubricante.
Cuando su pareja alcanza el orgasmo, empuja con el ano hacia afuera mientras Naya se retira.