Dolor y placer, ¿cómo funciona?

Sentir placer a través del dolor es posible. No es una pregunta, es una afirmación. ¿Fácil? ¿Apto para todo tipo de personas? No y no. Dolor y placer van de la mano por cómo funciona nuestro cuerpo, pero esto no significa que a todo el mundo le provoque placer el dolor ni de la misma forma. Sigue leyendo y aclara tus dudas, quizá luego te apetezca probar algo nuevo.

dolor y placer cómo funciona

Dolor y placer: cómo lo siente el cuerpo

El cuerpo siente a través de neurotransmisores y receptores. No quiero desarrollar demasiado el tema (si te interesa, te comparto este paper) para no complicar este artículo, pero el resumen está en que el cerebro tiene una forma concreta de sentir el mundo que nos rodea. Lo hace a través del sistema neuronal que abarca todo nuestro cuerpo.

Cuando algo toca nuestra piel, por ejemplo, también toca una serie de receptores de información en la misma. Estos receptores mandan la información a través de nuestro sistema nervioso y el cerebro lee esta información para luego procesarla. Esto, por supuesto, pasa mucho más rápido de lo que creemos.

Por supuesto, muchas personas creen que el gusto por el BDSM y el dolor viene de un problema de procesamiento de la información, un problema sensorial. Sin embargo, demostrado está que los receptores del placer y del dolor son muy parecidos entre sí y tienen una respuesta corporal similar. Cuando sentimos placer, nuestro cuerpo libera endorfinas (entre otras hormonas); cuando sentimos dolor, también (aunque con la intención de paliarlo). Así, nuestro cuerpo responde de forma similar y siente de forma muy parecida ambas sensaciones.

Sin embargo, también hay un componente social en cómo sentimos el dolor. Porque si normalizamos, por ejemplo, los cachetes en el culo, aunque a nuestro cuerpo le duela, si nuestro cerebro tiene claro que es una muestra de efecto, podemos sentir ese cachete como algo romántico y placentero.

Cada persona es diferente

Aquí ya entra el cómo es cada persona. Lo que para una persona no es doloroso, caliente o salado, para otra es insoportable. La forma en la que procesamos el mundo es diferente y no significa ni que no tengamos paladar, seamos unas blandas o frioleras. Simplemente significa que somos personas diferentes.

Así, conocer tus niveles de dolor (que pueden cambiar entre diferentes partes del cuerpo) puede ayudarte a saber hasta dónde el dolor puede ser placentero y de qué tipo. Puede que soportes bien la presión o las punzadas pero no soportes los azotes.

En la imagen superior hay un mapa de zonas azotables del cuerpo humano y su respectivo semáforo. Por supuesto, hay diferencia entre el cuerpo femenino y el masculino porque, por ejemplo, las mamas en el sexo femenino tienen glándulas que las hacen más sensibles tanto al placer como el dolor. Sin embargo, si en un cuerpo masculino encontramos un caso de ginecomastia, se le aplicaría el mapa del cuerpo femenino y, por lo tanto, la zona del pecho estaría en amarillo.

La hipersensibilidad o hiposensibilidad dependen únicamente de cómo se compare a una persona con otra, así que lo más importante a la hora de tener en cuenta tus niveles de dolor no debe ser la comparación, sino la comunicación.

El dolor en el sexo

Aunque muchas personas piensan que el BDSM es automáticamente cualquier práctica donde haya dolor, en realidad no es así. Hay muchas prácticas sexuales donde el dolor es una parte intrínseca. Azotes, pellizcos, penetraciones profundas… Y más ahora con la pornografía, donde se normalizan prácticas que ponen al límite el cuerpo de una persona para el disfrute de otra. Sin embargo, deja que te diga que el dolor como sacrificio por el placer para la otra persona no es saludable ni adecuado. Porque no eres un juguete.

Así, ¿el dolor en el sexo es aceptable? Te lo resumo en una tabla:

  • Si el dolor se acompaña de placer
  • Si lo buscas
  • Si lo deseas
  • Si lo consientes
  • Si te aporta algo (satisfacción, alivio posterior, recompensa pactada)

No

  • Si es únicamente por el placer ajeno
  • Si es una obligación
  • Si no se tienen en cuenta tus necesidades
  • Si te tratan como un objeto

Con este baremo, incluso el sexo vaginal puede ser un NO rotundo. Porque si se hace con brusquedad, poca lubricación o sin dilatación previa, el sexo vaginal puede ser doloroso. Si lo aceptas, lo buscas y el dolor se te mezcla con el placer, es un SÍ, pero ya te digo que puede ser un NO.

Últimas palabras

En resumen, recae en ti dónde está tu límite. Si una simple caricia en cierta parte de tu cuerpo te duele, debes decirlo. Si necesitan que te aprieten fuerte el culo, también. Dolor y placer van de la mano y no son excluyentes siempre que haya consenso, deseo y respeto.

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