Pero, ¿por qué me duelen los testículos?
O, lo que es lo mismo, ¿por qué me duelen los huevos?
Este dolor sucede cuando un hombre se excita sexualmente y no logra llegar al orgasmo. Es real, duele y, si alguna mujer lo ha oído y pensaba que era mentira, ahora sabe que es una enorme verdad; tiene una razón médica.
Un poco de anatomía y funcionamiento de la erección
La causa de este dolor está en el funcionamiento de la erección masculina. Cuando el hombre se excita, el flujo sanguíneo aumenta alrededor de los testículos y la próstata, mientras que los «canales de vuelta» se contraen para que la sangre se acumule en los genitales.
Al fin y al cabo, el sistema circulatorio tiene canales de ida y vuelta al corazón, así que disminuyendo la vuelta, se acumula la sangre y la zona se hincha. O, lo que es lo mismo, se produce una erección.
Así pues, cuando esta erección se prolonga en el tiempo se acumula demasiada sangre y, por ende, linfa (la sangre transparente y «vacía» de oxígeno y demás). Y esta acumulación es la que provoca el dolor.
Aun así, esto no significa que duela siempre o que aguantar mucho en el sexo provoque dolor. Porque de lo contrario nadie usaría medicamentos para la disfunción eréctil ni anillos para el pene y los testículos.
Dato curioso: La excitación femenina funciona igual
La excitación provoca en las mujeres hinchazón del pubis y el clítoris. Al fin y al cabo, el clítoris es un pene pequeño que también se endurece. Así que quedarse a medias también puede provocar dolor en las féminas.
La solución
En realidad, es muy sencilla. Sea cual sea la situación en la que estés. Te hayan «calentado la polla» u hoy tu pareja no tenga ganas, tu cuerpo necesita eyacular, necesita aliviarse.
Aquí puede haber debate en la responsabilidad de la persona que te ha excitado, pero mi recomendación es siempre la masturbación.
Tú mismo puedes solucionar el problema, pero eso no significa que debas permitir que te traten como un muñeco que hinchan y deshinchan al gusto. Debes recalcar tus necesidades y ponerlas a la altura de la otra persona. Se debe hablar y cada cual hacerse responsable de lo que provoca.
Así que lo único que me queda por decir sobre este tema es que el conocimiento crea conciencia. Es decir, que el «mito del dolor de huevos» debe demostrar que es real con explicaciones claras. ¡Que lo sepa todo el mundo! ¡La frustración sexual es dolorosa!