Siempre me ha llamado la atención que haya partes del cuerpo que se consideren positivas y sexuales siempre y cuando sean de un tamaño “aceptable”. Esto, por supuesto, cambia según la moda del momento. Sin embargo, si alguien considera sexual una parte del cuerpo que no está aceptada socialmente (sea por su tamaño o por la parte que sea), esto se ve como negativo. Entonces, ¿la cosificación es buena o mala? Si lo preguntas a cualquier persona, te dirá que mala, pero luego seguro que sin darse cuenta cosifica de forma sexual alguna característica, física o psicológica de otras personas.
Y es que la cosificación nos lleva acompañando unos cuantos siglos ya. Que si ahora caderas anchas, luego caderas estrechas, después las tetas gordas o las tetas inexistentes, cejijuntas, dientes separados… Son tantas las características físicas que se han considerado atractivas a lo largo de los años que ha convertido la cosificación en una forma de violencia y opresión, sobre todo hacia las mujeres.
Así, cosificar a alguien consiste en verla como un objeto y no como una persona. Un ejemplo claro está en las parejas florero de las personas famosas, que parece que han sido escogidas por lo bien que queda llevarlas y no por su físico. La violencia estética que se ejerce en redes, revistas y televisión forma parte de la cosificación.
Hablemos de tetas
No hace mucho se debatía en internet qué había pasado con Nébula en el cartel de Guardianes de la Galaxia. No era por el cambio de diseño del personaje, sino porque le habían desaparecido las tetas. Y es que al desaparecer Gamora (la mujer empoderada y feminista pero sin perder sensualidad), mucha gente esperaba que Nébula fuera su sustituta dentro del grupo.
Entonces, ¿quitarle tetas con Photoshop al personaje tenía lógica? Quizá se buscaba borrar cualquier característica sexual para que quedara clara su función en el grupo, o fue un simple error de edición. Lo que sí está claro es que esas tetas dieron mucho de que hablar en redes sociales. Por un lado, las personas que se quejaban; por el otro, quienes se reían de esas quejas; y por otro más, quienes veían esas quejas como una muestra de cosificación propia del machismo social.
En un caso más reciente están las tetas de Amaral, que al enseñarlas en un concierto ha causado polémica. O el caso de Rocío Saiz, que al cantar una canción sin camiseta (algo que hace siempre) llegaron a detener el concierto y descolgar una bandera LGBT para taparla. La cantante Miley Cyrus lleva un tiempo vistiendo chaquetas y mostrando los pechos. Eso sí, los pezones ni se le intuyen.
Entonces, ¿qué pasa con las tetas? ¿Son sexuales? ¿El problema está en los pezones? ¿La culpa la tiene la mirada masculina? Está claro que la diferencia de cómo vemos unos pechos masculinos y unos femeninos no es cuestión de si son abultados o no, sino en los genitales que los acompañan o los que piensa la gente que se tiene. Es, como muchas otras “normas sociales”, algo que se nos ha impuesto desde siempre y está costando de cambiar.
¿Las tetas son sexuales siempre?
Al fin y al cabo, existe una ley sobre cómo se debe llevar el torso cubierto cuando se va en lugares públicos, pero no hay policías que paren a los hombres que, por calor, van sin camiseta en paseos y calles. Incluso al ir al gimnasio, si un “tío” se quita la camiseta no pasa nada. Si lo hace una “tía”, a lo mejor te echan del lugar. Y todo esto está relacionado con el tema de las personas que dan de mamar a sus bebés, que han llegado a sufrir agresiones en nombre de la “decencia” y la “moral”.
Y es que claro está que cosificar unas tetas es cuestión de dos factores:
- Si el tamaño de las tetas está acorde a la moda.
- Si el cuerpo que acompaña a las tetas se considera femenino.
Porque, por supuesto, el tema mamario es algo doblemente machista. Por un lado, considera las tetas femeninas como las únicas sexuales; y por otro considera que las mujeres no se sienten atraídas por los pechos masculinos. Todo esto, desde un punto de vista únicamente heteronormativo.
Así que quiero romper este mito con una bonita foto de los pechotes de Beom, co-protagonista de Full volume, un webcomic de Lezhin. Este es uno de los muchos personajes puramente masculinos que se hacen cada vez más populares por tener unos pechos abultados y sensibles. Y gustan tanto a hombres como a mujeres.
Cosificación positiva o negativa de las tetas
Si lo llevo al terreno íntimo, que es a lo que me dedico, está bien visto que te gusten las tetas grandes. Es más, si tienes las tetas grandes y te las aprecian durante el sexo, lo recibirás de forma positiva e incluso excitante. Por el contrario, una persona con un complejo sobre sus pechos que reciba una apreciación sexual sobre los mismos quizá lo tome como una cosificación y se sienta mal. Entonces, llega la pregunta “¿me querrá solo por mis tetas pequeñas?”.
Así, podemos asegurar que, según cómo te sientas sobre tu cuerpo y sus características, que te cosifiquen lo sentirás como algo positivo o negativo. Incluso me atrevo a decir que solo lo consideramos cosificación si el efecto en la otra persona es negativo, cuando ambos casos son igual de “malos”.
Neurodivergencias, diversidad funcional y otras “rarezas”
En un principio iba a escribir un apartado sobre culos, pero el caso es prácticamente el mismo que con las tetas. Aunque en el caso de unas nalgas sí que está más extendido que gustan a todo tipo de identidades sexuales. Quizá es algo que pertenece a nuestro cerebro más animal, pero tampoco quiero ponerme a especular.
Así que voy a hablar de aquellas personas que más sienten de forma negativa la cosificación. Y son todas aquellas que, cuando gustan a un mínimo de gente, se convierten en un fetiche (y que sepas que un fetiche es la adoración sexual de un objeto). En el título de la sección he puesto rarezas entre comillas porque no es cómo lo siento, sino cómo se ve de forma social general.
Las categorías de la pornografía y las cosificaciones negativas
Si una característica de tu cuerpo es una categoría en una página porno, te han cosificado. En serio, ve a cualquiera y te darás cuenta de que, al contrario de cómo categorizamos nuestras sexperiencias, la pornografía online vive de la cosificación y se basa en su mayoría de secciones en estas “rarezas” que provocan morbo. Pelirrojas, interracial, culos grandes, milfs, asiáticas… En pornografía, cualquier cosa que se considere “fuera de la norma” es un posible fetiche, algo que produce morbo y que incluso atraerá sexualmente pero no querrás compartirlo con nadie. Porque no puedes permitirte que nadie sepa que te gustan las gordas.
Fetichista como insulto
En esta foto, vemos a Shauna Rae y Dan Swygart. Shauna es una mujer de 23 años que, a causa de un tumor cerebral que se le operó con 6 meses y la consiguiente quimioterapia, tiene problemas hormonales y mantiene un cuerpo similar al de una niña de 8 años. El caso es que de forma mediática se ve a Shauna como una mujer que solo podría gustar a un pedófilo y que nunca podrá tener una relación “normal”.
Por esta creencia, que incluso se ha dicho en televisión, Dan ha sido insultado, criticado y denunciado. Él, por su parte, defiende que Shauna es una mujer maravillosa con la que le gusta pasar el tiempo.
Y yo me pregunto, si hay consenso entre ambas partes, ¿por qué se pone en duda la relación de estas dos personas? Pues porque los videos pornográficos de padres e hijas follando tienen miles de visitas, pero de puertas afuera si hace falta se lapidará a estas personas por mostrar sus fetiches en público. Y eso que en sí Dan no tiene ninguna filia con Shauna, pero si la gente piensa que sí es lo que es. La típica etiquetación forzada social.
Cuando que te cosifiquen abre heridas
Esto ya lo he comentado, pero quiero ampliar la explicación. Cuando te sientes mal con una parte de tu cuerpo, no puedes aceptar que a otras personas les pueda parecer sexy o agradable.
(ALERTA SPOILER) En el capítulo 2 de la segunda temporada de Special, llamado “No me gusta así”, Ryan se encuentra con un hombre que quiere acostarse con él, pero desagradable es la sorpresa que se lleva cuando, en pleno acto sexual, comienza a apreciar sus cicatrices y su parálisis cerebral. Es decir, ese hombre se sentía atraído por él por su discapacidad. Esto afecta negativamente a Ryan, que toda su vida ha sido rechazado precisamente por su parálisis y la forma de su cuerpo e incluso su forma de moverse y actuar. (FIN DEL SPOILER)
En resumen, desde un punto de vista privilegiado, a veces lo que se dice con intención de “alabar” puede hacer daño a la otra persona. Así que lo mejor que se puede hacer es callarte la boca.
Porque cuando toda tu vida (sobre todo en la adolescencia) se han metido contigo por cualquier cosa (tu cuerpo, tu personalidad, tu actitud…) desconfías automáticamente de la persona que aprecia esa parte de ti. No importa si lo dice para bien o para mal, no puedes evitar sentir que esa persona miente, busca reírse de ti o incluso que quiere aprovecharse de ti.
Personajes ficticios y la cosificación
Y es que tenemos la cosificación tan normalizada e interiorizada que vemos como lo más normal criticar, señalar e intentar cambiar a las demás personas para que entren en lo que consideramos un canon de belleza. Y digo uno porque los cánones cambian cada dos por tres.
Guerrilla Games, creadora de la saga de videojuegos Horizon, recibió muchas críticas cuando, al mostrar el nuevo modelo de Aloy (con más calidad y más realista), el público vio que tenía “barba”. En su momento, los comentarios me extrañaron y decidí buscar la foto en cuestión para ver de qué barba hablaban. Por supuesto, la realidad era que, a trasluz, la calidad de gráficos es tal que se aprecia el vello facial de Aloy.
A ver, el juego se sitúa en un mundo post-apocalíptico y Aloy es una guerrera. No creo que en realidad el personaje tenga interés, tiempo o recursos para depilarse, y menos la cara, que es una moda moderna. Pero lo gracioso es que el público considerara que ese vello era una barba y que el estudio estaba convirtiendo a Aloy en un hombre.
Hipersexualización de los personajes femeninos en los videojuegos
Esto viene de la costumbre de que los personajes femeninos en los videojuegos, no importa su rol en la historia, nunca están lejos de ser un ídolo sexual o material masturbatorio ideal. Sea porque el público mayoritario de los videojuegos se cree que son hombres hetero o por lo que sea. En mi caso, sé que Lara Croft tenía tetazas en sus primeros diseños porque, al tener tan pocos polígonos formando su cuerpo, si los pechos no eran exagerados no se podía distinguir que era una mujer.
Y es que no veo mal que desde el fandom se sexualice y se hagan fanarts eróticos, porque es una forma más de apreciar a los personajes. Esto sucede incluso con los Pokémon. Pero que se exija que el diseño oficial sea sexual… no lo veo.
Las mujeres sí, los hombres no
Y es que el mundo de los videojuegos es bastante machista. En sí, cualquier mundillo que se considere friki. Porque está aceptado y es completamente normal que un hombre hipersexualice a un personaje femenino, pero que una mujer lo haga con un hombre… Y ya me ahorro hablar de sexualidades diversas.
Un caso que me llama la atención es el del protagonista del Nier. Este videojuego, para sacarlo de Japón, se consideró que debían cambiar al protagonista para agradar al público objetivo (hombres cis). Se pensó que estos hombres no aceptarían un protagonista de apariencia andrógina, así que crearon un modelo más macho y cambiaron parte de la historia. En vez de buscar a tu hermana, buscas a tu hija.
Sin embargo, no hace mucho se hizo un remake del juego y por fin, en Europa, hemos podido disfrutar del protagonista original. Y es que esto nos deja la lección de que los personajes de videojuegos se crean para gustar o, al menos, esto sucedía antes. Porque ahora las productoras crean personajes que encajan con las historias, pero el público sigue pensando que tiene voz o voto en cómo deberían ser. Y no solo cuando se habla de temas estéticos, sino también sexuales. Porque saltaron chispas en el momento en el que se mostró que Eli, de The Last of Us, es lesbiana. Como si no pudieras hacerla hetero en tus fanarts si te da la gana.
No podemos evitar cosificar, pero podemos cambiar cómo lo hacemos
En resumen, quiero que quede claro que cosificamos constantemente y de forma masiva todos los días. No importa tu identidad sexual, siempre habrá algo que te atraiga más o menos. Pero debemos aprender a diferenciar la fantasía de la realidad y ser conscientes de que, por mucho que nos guste Henry Cavill, en la vida real es una persona con vida propia. Así que nos guardamos nuestras fantasías y no nos metemos en su vida.