Seguro que sabes qué es un orgasmo, ¿o no? Sin embargo, seguro que no sabes todos los beneficios y reacciones que tiene tu cuerpo al llegar al clímax. No te calles, no te avergüences, ¡habla!
[ux_image id=»349″]¿Qué es un orgasmo?
Hay muchas definiciones, unas más científicas que otras. Pero la que más me ha gustado es «La descarga repentina de la tensión acumulada; la liberación máxima«.
Por supuesto, el orgasmo sucede durante una masturbación, sexo oral, penetración o cualquier otra práctica sexual.
Físicamente, un orgasmo se caracteriza por:
- Aumento de la respiración
- Aumento de la temperatura
- Jadeos (a veces)
- Espasmos musculares involuntarios
- Sentimiento general de euforia: una liberación
- Y la segregación de varias hormonas. Entre ellas: oxitocina, endorfina y prolactina
Queridas hormonas…
…no me dejéis nunca. Las hormonas que tu cuerpo segrega al llegar al orgasmo son beneficiosas y los mejores sustitutos para algunos medicamentos habituales.
Oxitocina
Ya he hablado de ella antes pero lo repito: la oxitocina es la hormona del amor. Al esparcirse por tu cuerpo hace que te quieras más; que quieras más a la persona que está contigo. De ahí que muchos nos encariñemos de la persona con la que acabamos de tener sexo. De ahí que una pareja con una vida sexual activa se quiera más y dure más tiempo unida.
Endorfina
El mayor analgésico natural. Lo segrega tu propio cuerpo y encima funciona rápidamente. Así que no vale un «me duele la cabeza» para no tener sexo porque precisamente en él recae la solución a ese dolor.
Prolactina
Otra hormona similar a la endorfina. Su función es aliviar el estrés, relajar. De ahí que después del sexo (concretamente de un orgasmo) puedas dormir mejor o no tengas muchas ganas de levantarte de la cama. Esa sensación de ligereza; ese «quedarse como un flan» son consecuencia de la segregación de la prolactina. Por cierto, puede llegar a ser adictiva.
Beneficios generales
Teniendo en cuenta estas hormonas, los beneficios generales de un orgasmo son varios:
- Más amor
- Menos dolor
- Menos estrés
- Si estás negativo, te mejorará el humor
- Te sentirás mejor contigo mismo/a
Que, a fin y al cabo, eso es lo más importante. Sentirse mejor y hacer sentir mejor a la persona con la que compartes esta experiencia.
El periodo refractario
También llamado «periodo de relax», es la cantidad de tiempo variable que se sitúa después del orgasmo. ¿Y qué pasa durante ese tiempo? Pues prácticamente que tu cuerpo «pierde fuerzas», se relaja y deja de sentir como estaba sintiendo hasta el momento.
El periodo refractario es diferente en hombres y mujeres; y también varía entre personas y según la edad. Así como depende de la cantidad de orgasmos que hayas tenido antes (si en una misma sesión has tenido varios) o la potencia de los mismos.
Hay personas más dadas a ser mutiorgásmicas porque, precisamente, su periodo refractario es menor que el del resto de la población. Así como las mujeres necesitan menos tiempo que los hombres.
El orgasmo más sencillo
La forma más rápida de llegar al orgasmo es mediante el pene (en los hombre) y el clítoris (en las mujeres). Es decir, que la estimulación directa de estos órganos llevará directamente al orgasmo si se hace correctamente.
Por supuesto, la mentalidad humana nos lleva a evitar la rutina como si fuera la peste. Nos aburrimos rápido de las cosas, y más hoy en día. Así que buscamos el orgasmo de muchas formas diferentes mediante la estimulación de muchísimas partes del cuerpo, incluido el cerebro.
La anorgasmia
A algunas personas les cuesta excitarse más que a los demás. Incluso puede que nunca lleguen al orgasmo aun sintiendo parte de sus síntomas. Por ejemplo, un hombre puede eyacular sin llegar al orgasmo y una mujer «mojarse más» sin llegar al clímax.
Sin embargo, la mejor forma de saber si eres anorgásmico es masturbándote. Si tú mismo/a puedes llegar al orgasmo sin ayuda, puede significar cuando lo haces en pareja hay algo que no cuadra o, incluso, puede que tengas alguna barrera psicológica al orgasmo con otra persona.
Por supuesto, la anorgasmia se puede tratar. Lo primero sería acudir a un especialista médico para que examine tu cuerpo y, si dice que todo está bien, lo segundo sería acudir a un psicólogo para averiguar por qué tu cerebro no quiere que llegues al orgasmo.
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